UNA LECTURA DE LOS RESULTADOS
DE LA PRUEBA SIMCE DE EDUCACION FISICA
(O El Problema de la Obesidad en Chile)
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I.- Alcances a los resultados SIMCE Educación Física
Cada cierto tiempo, el señor Lavín nos sorprende con ideas, con propuestas, con análisis que suelen ser sorprendentes, por decir algo que describa sus intervenciones en la prensa. Ayer fueron sus intentos por hacer llover sobre Las Condes, después una de sus ideas más originales: la semaforización de los establecimientos educacionales, la disminución de las horas de historia en los colegios, etc. Han transcurrido algunas semanas de su última genialidad, y como siempre hoy nos ha vuelto a sorprender.
Y esto ha ocurrido a propósito de los resultados de la Prueba Simce de Educación Física que se realizó a los Octavos Básico, en 335 establecimientos del país. La prensa nacional ha enfatizado los siguientes resultados, que le permitieron, al actual ministro de educación, hacer algunas aseveraciones que nos revelan sus “profundos conocimientos” sobre la materia.
Pero lo primero es lo primero. Es decir, los principales datos que se deducen de esta prueba:
i).- Un 40 por ciento de los estudiantes chilenos presenta sobrepeso y solo uno de cada diez alumnos tiene una condición física adecuada;
ii).- Según los resultados, los índices de obesidad son mayores en los grupos socioecómicos bajos que en los estratos altos. Tanto es así que un 18 por ciento de los escolares de colegios vulnerables sufren obesidad versus el 6 por ciento de los recintos acomodados;
iii).- En total, un 41 por ciento de alumnos de escasos recursos presenta sobrepeso y obesidad. En contraste, con el 27 por ciento que lo padece en los sectores acomodados;
iv).- Además, los peores resultados los obtienen las mujeres. El porcentaje de alumnas con sobrepeso es 4 veces más alto en los sectores bajos que en los altos. A esto se suma que las niñas no alcanzaron los estándares internacionales en ninguna de las pruebas físicas. En tanto, los varones alcanzaron un 50 por ciento del estándar de las 5 pruebas. Este test, que se realiza por primera vez, contempló cuatro pruebas de esfuerzo y una medición de la masa corporal.
Y lo segundo es lo segundo. A saber, la lectura que el señor ministro hace de esa información. El ministro dice lo siguiente:
“(…) Nos preocupa que la obesidad es más alta en los grupos socioeconómicos más bajos y que los peores resultados los obtienen las mujeres de estos mismos sectores” (1).
Mas el ministro no se queda allí, avanza en una propuesta concreta, en una reformulación de las clases de Educación Física. Nos dice lo siguiente:
“(…) No se van ampliar las horas porque el problema mayor no es la cantidad de horas, si no, que las clases que se están haciendo se hacen mal. Un 50 por ciento de las clases no se hace en invierno, por ejemplo. (...) La idea, es repartir mejor la torta de horas del ramo y modificar la metodología”.
Estas son afirmaciones graves por cuanto aluden a una visión extremadamente superficial y discriminatoria. El problema de la obesidad es un problema global, es un problema que afecta a la mayor parte de los países desarrollados y en vías de serlo (es el caso de Chile). En consecuencia es un problema de Estado. Y realizar estas afirmaciones, con tanta superficialidad, dice muy poco tanto del ministro como del gobierno que le designó.
Pero analizando sus palabras solo en el contexto nacional, veamos cuáles fueron los antecedentes que el señor Lavín olvidó de mencionar:
En primer lugar, no hace mención a un hecho cultural que tiene que ver con la dieta diaria de los sectores de menores ingresos.
En segundo lugar, no hace ninguna mención a la falta de infraestructura adecuada (léase: gimnasios techados, máquinas de ejercicios, multicanchas, etc.) para la práctica de la actividad física (deportes) en las escuelas y liceos vulnerables, elementos todos que inciden directamente en la pérdida de horas de clases en los meses de invierno.
En tercer lugar, tampoco menciona el hecho de que las clases de Educación Física en nuestro país no tienen un verdadero carácter académico. Es una realidad que actúan como una especie de comodín. Las clases de educación física se utilizan para reforzamiento de lenguaje o matemáticas, tareas administrativas o clases de preparación para la prueba SIMCE, etc.
En cuarto lugar, un factor no menor lo constituye las continuas alertas ambientales ocasionadas por la contaminación atmosférica, lo que conlleva a la suspensión de las clases de educación física en lugares como la Región Metropolitana, donde se concentra casi la mitad de la población de nuestro país.
Y por último, le hacemos notar al ministro Lavín que en nuestro país, las dos horas obligatorias de Educación Física, equivalen al cinco por ciento de las horas del currículo. Mientras que en países como Alemania o Francia se destinan entre el nueve y el once por ciento de las horas, respectivamente.
II.- Algunas precisiones necesarias sobre la materia
En el artículo Chile, país de obesos (2007) se informa que:
“(…) en los últimos treinta años, los chilenos han vivido una transición paralela a la política: la de su salud. Desde un ambiente de alta mortalidad infantil, desnutrición y enfermedades infecciosas a principios de los 70, a uno donde el deceso de recién nacidos y niños es escaso y la tasa de las llamadas enfermedades crónicas no transmisibles, especialmente la obesidad, alcanza un porcentaje importante de la población a inicios del siglo XXI.
El perfil de obesidad en Chile sigue un patrón de país desarrollado, señalan los expertos. Según cifras de la Junta de Auxilio Escolar y Becas, Junaeb, el 18 por ciento de los escolares chilenos son obesos, lo que deja a este país entre las naciones con más niños obesos en el mundo. Estados Unidos, en cambio, cuya población tiene severos problemas de peso, tiene menos niños obesos: sólo el 16 por ciento.
Y las otras edades en Chile tampoco presentan un panorama muy alentador. La Encuesta Nacional de Salud 2003 reveló que el 22 por ciento de la población adulta chilena es obesa, mientras que 38 por ciento presenta sobrepeso (…).
El problema se potencia cuando se atienden las nefastas consecuencias que el sobrepeso acarrea a la salud: éste puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta en 10 años y representa una elevada carga económica para la sociedad”.
Por último, en Chile y en muchos países del mundo, la obesidad y el exceso de peso presenta una prevalencia alta y creciente desde los primeros años de vida. Hoy la Obesidad es un problema de salud global, es por ello que se utiliza el concepto de globesidad.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud ha propuesto una estrategia global sobre regímenes alimentario y actividad física desde el año 2004 en adelante, instando a los Estados y países miembros de la Organización a implementarla. El desafío para los gobiernos es conseguir el cambio conductual de la sociedad y de los individuos, que permita disminuir la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles.
En el lanzamiento e inauguración de EGO-CHILE, Estrategia Global contra la Obesidad (2), el 11 de Julio del 2006, la ex Presidenta Michelle Bachelet señalaba lo siguiente:
“EGO Chile es una carta de navegación con metas y desafíos claros de tal manera de llegar al 2010 cumpliendo los objetivos sanitarios para la época y los desafíos milenio de Naciones Unidas para Chile en el ámbito de la nutrición”.
En esa oportunidad, la entonces Ministra de Salud Soledad Barría, al presentar EGO Chile, manifestó:
“(…) que se instala también como un tremendo desafío, no sólo para el Ministerio de Salud sino para todos los chilenos y chilenas. La Estrategia Global contra la Obesidad nos invita a mirarnos, a observar qué estamos haciendo con nuestras vidas, a preguntarnos cómo podemos vivirla mejor, y qué podemos hacer para mejorar también la calidad de vida de otros”.
Más adelante añadió que:
“EGO Chile es una iniciativa que invita a tomar conciencia de la importancia del problema de la obesidad y, a partir de esto, adquirir compromisos individuales y colectivos para que las acciones que nos compete realizar a cada uno en nuestro ámbito, aseguren un desarrollo con salud para nuestro país".
Por último, debemos hacer notar que el señor ministro, al parecer, ignoraba la trascendencia y magnitud del problema de la obesidad, no solo en nuestro país sino también en el resto de la humanidad. El ministro también ignoraba que se estaba enfrentando a un problema globalizado y las soluciones se encuentran a mucha distancia de sus ingeniosas respuestas: “(…) el problema mayor no es la cantidad de horas, si no, que las clases que se están haciendo se hacen mal”.
Estas palabras no hacen otra cosa que revelar el profundo desconocimiento que el ministro Lavín tiene de la actividad docente. Una y otra vez insiste, con extrema majadería, que el problema de la calidad de la educación se encuentra localizado en los “malos profesores”. Argumento que el ministro ha utilizado de forma recurrente a lo largo de su actual gestión ministerial.
Por último, el señor Lavín informó a la opinión pública que:
“(…) habrán cambios en los programas de estudios en ciencias naturales para incorporar un eje de salud en las nuevas bases curriculares de sexto a octavo básico. Se trata de incorporar materias de prevención, hábitos de sueño, alimenticios, entre otros” (3).
No comprende que hoy, no es necesario realizar cambios en la materia, basta con aplicar los acuerdos establecidos en el convenio Estrategia Global contra la Obesidad (EGO-CHILE).
III.- Conclusiones
En la declaración (SIMCE de Educación Física: cuando la medición sólo evidencia desigualdad) emitida por el Departamento de Educación del Colegio de Profesores (Marzo, 2011) concluye que es:
“(…) altamente preocupante que un instrumento definido para entregar indicadores respecto de los niveles de aprendizaje de los estudiantes, sea utilizado como medida para determinar lo que, a nuestro juicio, corresponde a aptitudes físicas de los alumnos. En este sentido, el SIMCE de Educación Física y sus resultados, nos hablan de quienes son mejores deportistas o quienes tienen sobrepeso y no de la calidad de lo que se hace en las clases”.
Asimismo, la declaración concluye que:
“La obesidad infantil implica a largo plazo, aumento y mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras. Todas ellas enfermedades de alto costo y que reducen expectativas de calidad de vida. Pero además, afecta la potencialidad de nuestros estudiantes al no contar con una dieta equilibrada acorde a los requerimientos académicos”.
Por último, la declaración del Colegio de Profesores hace un llamado a:
“(…) construir una política de Estado de conjunto entre el Ministerio de Salud y Educación. Desde las escuelas podemos favorecer políticas de prevención; peor ello exige la voluntad de nuestras autoridades para aumentar de 2 a 4 las horas obligatorias de educación física; capacitación pertinente a los docentes de Educación Física; contar con los espacios, infraestructura e implementación necesaria para el desarrollo de las clases (…).
Junto a lo anterior, el Colegio de Profesores insiste en:
“(…) la necesidad de abordar los procesos educativos de manera integral. Mientras se insista en medir la calidad desde los resultados en matemáticas y lenguaje, nunca podremos tener escuelas atendiendo una demanda nacional urgente y menos aún, favoreciendo el desarrollo armónico de nuestros educandos”.
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