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lunes, 8 de agosto de 2011

Educación de “Buena Calidad”

Analicemos con cuidado el asunto. ¿Cómo definimos este concepto (Buena Calidad)? ¿Será obtener mayor puntaje en el SIMCE? ¿Sacar más puntos en la PSU? ¿Basta que los estudiantes saquen permanentemente notas 6 o 7, en cada materia? ¿Reprobar a más profesores en la famosa “evaluación Docente”? ¿Que los niños lean a la velocidad de la Luz? ¿Lograr obtener un aumento en los puntajes de las pruebas internacionales? ¿Conseguir que los estudiantes se queden quietos y en silencio durante toda la clase? ¿Qué no existan problemas de aprendizaje? ¿Enseñar más y más matemáticas y lenguaje? ¿Qué sea fácil despedir a los profesores? ¿Quitar los colegios a las Municipalidades? ¿Dar más y más, y más dinero a la educación? ¿Pagar mejor a los Profesores? ¿Escoger a los administradores educacionales mediante concurso público? ¿Educación gratuita? ¿Pase escolar libre para todos, todo el año? ¿Concentrarnos en la Gestión? ¿Modificar una y otra vez las leyes, como obedeciendo a una obsesión compulsiva? ¿Dando los estudios docentes gratuitos? En este último punto, si la condición es estar muy mal, gran parte de la salud en Chile se encuentra como el ajo podrido. Entonces, bajo ese parámetro, también podrían ofrecer Medicina gratis. Pero eso no responde a la pregunta de fondo, ¿qué es realmente “Calidad de Educación”? Mejor dicho, “Educación de Buena Calidad” ¿Cómo definimos la base fundamental que permita sobreedificar un “Edificio Seguro”? Algo contra los grandes terremotos y toda clase de desastres que las naciones deben enfrentar a lo largo de sus existencias.

Nadie parece atreverse a dar el primer golpe, los pasos iniciales, comenzar el juego. Es como si para muchos las cosas estuvieran claras, pero el solo hecho de querer avanzar implica arriesgar todo lo que se posee. Una y otra vez se proponen soluciones, correcciones, mejorales, parches y más parches. Bomberos corriendo desaforados a apagar incendios. ¿Qué pasa con los chilenos, que en lugar de sentarse a definir con precisión las cosas de manera responsable, tranquilos, con tiempo, como corresponde, solo parecen haber aprendido a enfrentarse unos contra otros, mientras corren sin sentido, ni propósito alguno? ¿No es eso lo que han hecho con la educación hasta hoy? Un poco aquí, unas migajas por allá, y listo. Se parchó el agujero. A seguir con la miseria. Jamás a sentarnos todos juntos, para crear algo realmente bueno, que sirva a todos, y trascienda a una simple generación. Apenas nos miramos las caras nacen solo sospechas, rechazo, mala actitud, manipulación, buscar “ganar” a toda costa, imposiciones brutales, tratando de que solo los intereses particulares sean servidos. De esa manera, ¿cómo se podría definir lo que sea, con verdadero éxito? Y si algo no es aclarado de un modo concreto y preciso, ¿qué se podría buscar, o encontrar? ¿Tras de qué se irá? Si no determinamos claramente qué es lo que deseamos alcanzar, de llegar a lograrlo, ¿cómo lo sabríamos? ¿Acaso nos enteraríamos “por instinto” de que dimos finalmente en el blanco? ¿ O solo nos vamos a “imaginar” que lo logramos?.

¿Se comprende? Primero necesitamos saber hacia dónde vamos. ¿Por qué no trabajar dilucidando aquello? ¿O es que el tristemente célebre refrán “a río revuelto, ganancia de pescadores”, se ha hecho carne en Chile, más allá de lo imaginable? Mantener todo bajo una profunda confusión es lo contrario a definir, precisar, ordenar, poner límites claros y cabales. Quien regala el pescado, al principio parece generoso, amable, y que busca nuestro bien. Pero a poco andar, comenzamos a entender que con esa actitud solo busca hacernos dependientes de él. Y que a la larga, nos terminará dando o permitiendo únicamente lo que a él le dé la gana. Los ideólogos Fascistas, Comunistas y de muchas sectas cultos o religiones son expertos en este arte.

Pero, otra cosa es quien se dedica a enseñarnos a pescar. Algo muchísimo más difícil, que requiere duro trabajo, constancia y disciplina. También gran generosidad, propósito y la intención de que “aprendamos” a obtener nuestro propio alimento, a nuestra manera, cuando queramos, y en la cantidad que deseemos. Eso es ayudarnos a ser libres. Eso es exactamente lo que pasa cuando nos instruyen en el arte y la ciencia de “definir”.



Y, siendo que lo que debe ser definido se aplicará a todos (por lo mismo afectará a todos) sin excepción, ¿a quiénes se está llamando para que desde sus respectivas áreas de conocimiento y trabajo aporten a la construcción del significado? Pensemos que mientras más integral es lo que buscamos, más segmentos deben ser convocados para lograr ello. Es como un rompecabezas. Si lo queremos armar, ¿quién querría hacerlo solo en parte? Y si en el “hipotético” caso de que quisiéramos negarle una o más piezas ha dicho cuadro conformado por muchas piezas, es decir armarlo solo parcialmente, la pregunta es: ¿quién decidiría qué partes de él simplemente no poner e ignorar? Pero, si esa fuera la situación, ¿Qué clase de imagen tendríamos al final? ¿Qué cuadro se ve bien si no tiene un par de pedazos? ¿Y si le faltan tres, o cuatro, o aun diez? ¿Lo luciría Usted, con orgullo y satisfacción, en su living o comedor? ¿No es la realidad: “A más incompleto, más inútil e inservible, y hasta feo”?

Es obligación de la autoridad convocar a los representantes de cada una de las áreas que conforman el “Campo de la Educación”, y es un deber crucial de todas éstas el asegurarse “el estar presentes” en el diseño, planificación, construcción y administración de la “nueva Institucionalidad educacional” (que es imprescindible comenzar a confeccionar ¡ya!), así como de entregar su valiosísimo aporte para la definición global e integral del concepto “Educación de Buena Calidad”. Esto llama con urgencia a participar de forma activa a agentes del mundo de las Educadoras de Párvulos, de los Psicólogos Educacionales, de los Psicopedagogos, de los Orientadores educacionales, de los Profesores de cada asignatura, de los Educadores Diferenciales, de los Padres y Apoderados, de los Administrativos Educacionales y de los estudiantes de establecimientos “Públicos y Privados” de los diferentes niveles (Medios y de Educación Superior). Tal cual ocurre con un rompecabezas (y el Campo Educacional es uno), donde cada pieza es crucial para armar, comprender, utilizar y disfrutar en propiedad la imagen completa. Si una de estas partes falta, entonces el cuadro queda trunco, inconcluso, y tanto estética como funcionalmente hablando, inutilizable. ¿No debería ser este rompecabezas como el cuerpo humano, al que cada sección le es de suma importancia, esencial, y que cuando se mueve, se desarrolla, crece, evoluciona, lo tiene que hacer como un todo? Pero si le “sacamos” varias partes (brazos, piernas, ojos, etc.), lo comenzamos a dejar inválido. Quien no comprenda esto, entonces no entiende prácticamente nada.

Cuando algo realmente es “Definido”, se acaba la confusión, y nos es posible usar todas nuestras fuerzas para obtenerlo, sin desviarnos, ni equivocarnos. Las probabilidades de que lo encontremos, así como de que gastemos lo necesario, y debido, mejoran ostensiblemente. Somos libres para decidir si lo queremos o no. Si nos satisface o no. Si vale la pena pagar el precio. Y por sobre todas las cosas, nos damos perfecta cuenta (al ser diligentes) si aquello que nos están ofreciendo, o supuestamente dando, encaja en la definición antes establecida, o si solo es algo con mera imagen. Que parece ser, sin serlo. Una estafa, hermosamente arreglada y adornada, pero estafa al fin.

Definir con precisión nos posibilita el saber la verdad. Y conocer la verdad, nos abre la puerta para ser libres. Entonces, ¿qué es “Educación de Calidad”? O mejor aún, ¿cómo se “define” con exactitud “Educación de Buena Calidad”? ¿Qué significa realmente dicha expresión, más allá de las opiniones de cada cual, por respetables que sean?

Entre tanto no sea efectuado el trabajo, es decir “Definir con precisión e integridad”, se podrá recibir “lodo”, recubierto de helado y chocolate, sin que podamos hacer ningún comentario al respecto, pues no existirá nada contra qué comparar seriamente. En esta situación, no importando si a algunos se les da barro bien sazonado y revestido, en tanto que a otros solo con un simple vaso de agua, el hecho que no cambiará es que el ingrediente principal, siempre será barro. Y lo peor de todo es que no nos daremos cuenta de ello.