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sábado, 17 de abril de 2010

PAPEL QUE ASIGNAN LOS PADRES A LOS PROFESORES


Por Licda. María Luis Iglesias Tellado
Todos hemos tenido conversaciones de tipo «es que los jóvenes de hoy no son como los de antes». Podíamos perdernos en disquisiciones sobre si esto es verdad o no, pero está claro que algo falla cuando los niños de 11 años llegan a clase comentando la última salida de tono de Boris Izaguirre en Crónicas Marcianas, un programa que, recordemos, comienza a las doce de la noche y termina a las dos de la mañana.
¿A qué se debe esto?, ¿es sólo un problema de los niños o también de sus padres? El inconveniente principal es que muchos de los padres de hoy delegan toda o casi toda la educación de sus hijos en los profesores, principalmente en aquellos que les dan clase en la escuela, pero también en los profesores de las llamadas «clases particulares», lo cual, si cabe es más preocupante que lo anterior, ya que pretenden que personas que ven a sus hijos una o dos horas al día (como mucho) estimulen a los niños en todo aquello a lo que los profesores del colegio den un papel secundario porque están convencidos de que es una parte de la educación que atañe a los padres, como el hecho de que el niño lea algo más que las instrucciones de lo que regalan los cereales.
Pero volviendo a los profesores de los colegios, muchos de ellos se quejan de que no son respetados por sus alumnos, y lo que es peor, no lo son por sus padres, de manera que los progenitores pretenden que los maestros enseñen modales, educación, y saber estar a sus hijos (amén de las asignaturas propiamente dichas) pero lo hacen rebajando a estos mismos profesores.
Hay un ejemplo divertido, si no fuera por la seriedad del tema, que contaba una amiga maestra de escuela, ésta afirmaba que hace años cuando los padres (o madres) recogían a sus hijos de la escuela le preguntaban a sus hijos «¿cómo te has portado hoy?», en la actualidad le dicen «¿cómo se ha portado hoy la maestra?». El ejemplo indica claramente que si hay algún fallo en la educación es culpa del profesor de turno, no del niño y, desde luego, no del padre.
Esta misma maestra contaba también la anécdota de una madre de un niño de doce años que fue a decirle que ella no podía con su hijo, así que por favor le pegase ella cuando hiciese algo mal, para ver si el niño escarmentaba, la profesora, por supuesto, le dijo que no podía hacer tal cosa, pero tal comentario deja claro la mentalidad de muchos padres al ceder sus responsabilidades a los profesores de sus hijos.

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